Europa transforma la logística a través de los drones, pero en algunos países falta reglamentación

El papel de los drones en la sociedad se expande con rapidez y alcanza nuevos sectores como el agroalimentario, el entretenimiento, la vigilancia y la defensa.

Estas aeronaves no tripuladas ya se utilizan para mejorar operaciones y ofrecer una visión aérea que amplía las capacidades humanas.

En el ámbito logístico, los drones representan una oportunidad para crear un modelo de transporte más rápido, eficiente y sostenible. Según Emergen Research, el mercado global de logística con drones alcanzará 32.000 millones de dólares en 2028, un aumento del 19,5% respecto a 2020.

Sin embargo, España se encuentra rezagada frente a países como Alemania o Suiza, que lideran las pruebas de logística aérea. El principal obstáculo es regulatorio, según Cristian Castillo, profesor de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC). “El cuello de botella es la normativa y la falta de infraestructura. Esto limita la certificación y encarece la operación”, señala.

Retos para la logística aérea
Los expertos coinciden en que la regulación restrictiva del espacio aéreo es uno de los principales frenos. “Se necesitan corredores seguros, reglas claras y procesos proporcionales al riesgo”, explica Castillo.

También existen desafíos técnicos y de integración urbana. “Sin sistemas comunes de control aéreo y plataformas de gestión, los drones no podrán operar de forma ordenada”, advierte el investigador, quien propone impulsar el U-Space europeo y crear hubs de lanzamiento y zonas de prueba.

Usos con mayor viabilidad
El investigador Eduard J. Álvarez, también de la UOC, descarta un uso masivo en la entrega urbana. “No veremos drones repartiendo paquetería al cliente final. Su función será complementaria”, sostiene.

Los mayores beneficios se proyectan en sectores sanitarios, rurales y de emergencia, donde pueden transportar muestras médicas o equipos urgentes.

Para ambos expertos, el futuro de la logística con drones dependerá de una legislación más flexible y colaborativa. Sin ese marco, España podría perder competitividad frente a los países que ya vuelan alto en la nueva economía aérea.

Fuente: Todologistica

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