La icónica marca de moda United Colors of Benetton ha anunciado su declaración de quiebra, marcando el fin de una era para uno de los nombres más emblemáticos de la industria textil. La empresa cerrará más de 400 tiendas a nivel global, afectando a más de 3,000 empleados en todo el mundo. ¿Cómo llegó hasta aquí un gigante que, en su apogeo, fue sinónimo de innovación y audacia en la moda?
Fundada en 1965 por los hermanos Benetton en Ponzano Veneto, Italia, la marca se convirtió en un fenómeno mundial gracias a su estrategia de colores vibrantes y campañas publicitarias provocativas. Sin embargo, lo que alguna vez fue su sello distintivo no pudo competir con la velocidad del fast fashion y la digitalización del comercio minorista.
En 2024, la empresa cerró 180 tiendas en Italia y piensa clausurar un total de 420 a nivel global. A pesar de su intención de mantener el comercio en línea, la caída de Benetton evidencia una transformación estructural en la industria: el modelo de negocio tradicional ya no es sostenible en un entorno dominado por gigantes como Zara, H&M y Shein.
Marcas como Zara, H&M y Shein han revolucionado el sector con modelos de producción y distribución ultrarrápidos, ofreciendo moda accesible y en tendencia constantemente. Benetton, en cambio, mantuvo un enfoque más tradicional, lo que la dejó rezagada. Además, Benetton no logró una transición eficiente al comercio online, lo que redujo su competitividad.
Por otro lado, la empresa italiana arrastraba problemas internos y financieros de larga data. Actualmente, la compañía reporta un déficit de 100 millones de euros y una deuda adicional de 30 millones en el sur de Italia. Las disputas entre el cofundador, Luciano Benetton, y el director ejecutivo, Massimo Renon, han puesto en evidencia fallas en la gestión y diferencias estratégicas que agravaron la crisis.
El modelo de franquicias, que en su momento permitió la rápida expansión de la marca, se convirtió en un lastre financiero. A diferencia de otros competidores que adaptaron su estructura de costos a un modelo más flexible, Benetton no logró gestionar de manera eficiente la deuda acumulada, lo que finalmente la llevó a una situación insostenible.
El caso de Benetton refleja una tendencia más amplia en la moda minorista: la consolidación del e-commerce y la creciente presión sobre las marcas tradicionales para reinventarse. Empresas como Inditex y Uniqlo han sabido capitalizar estos cambios mediante estrategias de producción ágil y digitalización. Mientras tanto, marcas como Gap y Esprit han enfrentado desafíos similares a los de Benetton, viéndose obligadas a reducir su presencia física para evitar el colapso financiero.
Fuente: Mercado