Se sabe que Vascongada, como sucede con Galicia o, más aún, con Cataluña, son casi otro país dentro España. No administrativamente, que es una sola nación, aunque han propuesto la escisión más de una vez en la historia. Pero sí, en amor a su propio terruño.
Este año, el fútbol entrevió otro enfoque para los vascos. Si bien, los dos principales clubs de la región, el Athletic y la Real Sociedad, siempre proveyeron muchos jugadores a la selección nacional, la dote para la Eurocopa 2024 es muy distinguida.
Ocho de los 26 jugadores que representan a España, que hoy enfrenta a Alemania, tienen raíces ya sea en Euskadi —concepto administrativo del País Vasco— o en Euskal Herria, una región más grande, hogar espiritual de la cultura vasca. Incluso, Robin Le Normand, el noveno caso, nació en Francia, pero juega para la Real Sociedad.
El entrenador, Luis de la Fuente, es de la provincia vecina de La Rioja, pero es vasco futbolísticamente hablando: jugó once años en el Athletic, club que incluso ahora alinea solo jugadores vascos.
Aunque Oyazabal señaló que siente el apoyo de los aficionados vascos, su sola declaración indica que no es tan profundo. En muchas ciudades del nordeste español no estalló la euforia que dieron gala numerosas otras del resto de España. Algunos medios señalaron que, en algunos bares se gritaron más los goles italianos que los del combinado local.
Los cuartos de final de esta tarde pueden empujar la aguja hacia un mayor interés popular entre los vascos. Superar al duro equipo local y colocarse así a dos partidos de ser campeones quizá distraigan de sus prejuicios a algunos fanáticos del fútbol. Mucho más teniendo en cuenta que España es una de las mejores selecciones, sino la mejor, del torneo. Simón, Williams, el propio Oyarzabal, Zubimendi … son el nexo.