Durante gran parte del año pasado, debido al descenso del nivel del agua, los mayores portacontenedores que querían cruzar el canal de Panamá tuvieron que ser descargados en los puertos, al comienzo de su viaje atravesando el continente, para luego transportarlos por tierra en camión o ferrocarril hacia el océano opuesto.
El canal extrae agua de tanques de almacenamiento construidos junto a las esclusas, lo que reduce la cantidad de agua drenada del lago Gatún para el paso de cada barco. Pero eso tiende a aumentar la salinidad del lago, que también es la fuente de agua potable para más de la mitad de los 4,4 millones de habitantes de Panamá.
El paso de un solo barco necesita más de 189 millones de litros de agua. Cada día, el canal utiliza dos veces y media la cantidad de agua que consumen los 8 millones de habitantes de la ciudad de Nueva York.
Las autoridades del canal han estado estudiando formas de desalinizar partes del lago. También están probando formas de sembrar nubes para aumentar las precipitaciones. Pero la solución central es crear una segunda fuente de agua para el canal con una presa en el río Indio.
Las autoridades del canal habían contemplado esa opción durante décadas, sobre todo, a medida que la población del área metropolitana de Ciudad de Panamá crecía hasta los 2,5 millones de habitantes, lo que aumentaba la demanda de agua potable. Pero una antigua ley hacía que el río quedara fuera del alcance de la cuenca controlada por el canal.
El mes pasado, la Corte Suprema de Panamá anuló esa limitación. Los responsables del canal siguen adelante, entonces, con la planificación del proyecto, que se espera dure seis años y cueste 1600 millones de dólares.
Ahora las autoridades del canal se centran en ganarse el consentimiento de la población que efectivamente se encuentra en el camino. Se están estudiando lugares para reubicar a los pueblos, abriendo oficinas de divulgación en las comunidades afectadas y ampliando los esfuerzos para que cultivos comerciales como el café sustituyan a los medios de subsistencia que quedarán desplazados. Esto también ayuda a las familias a obtener títulos legales de las tierras que han cultivado durante años, preparándolas para recibir indemnizaciones.
Fuente: The New York Times