El comercio electrónico en Argentina está entrando en una etapa de madurez en la que tener un buen producto o hacer una campaña creativa no va a alcanzar para triunfar y, mucho menos, para tener un negocio sostenible en el largo plazo.
A continuación, cuatro de los elementos que muchos emprendedores que se lanzan a la arena del e-commerce en el país están dejando de lado.
Servidores confiables y servicios locales en la nube
La receta para el éxito no es única ni es inequívoca. Sin embargo, todos podríamos estar de acuerdo en que hacer algo que aumente las posibilidades del negocio es una buena decisión, aun si tiene que tomarse antes de empezar.
Por ejemplo, cuando se trata de elegir un servidor web, hay que tener en cuenta un fenómeno silencioso pero nocivo para las páginas web basadas en Argentina, la latencia.
La latencia es el tiempo que tardan los datos en viajar entre el usuario y el servidor y es uno de los elementos cruciales de cualquier servicio en internet, ya que una web puede ser atractiva y tener un copy atrapante, pero nadie lo verá si tarda demasiados segundos en cargar. De hecho, Google reconoce que si el sitio tarda más de 3 segundos en cargar, más del 53% de los usuarios lo abandonará.
Frente al desafío físico de la latencia, tener un servidor local en la nube puede convertirse en una necesidad estratégica. Empresas como Wavenet Cloud Computing, con oficinas en Buenos Aires y datacenters TIER 3 dentro de Argentina, dan a los dueños de comercios electrónicos la ventaja competitiva de reducir la distancia física entre usuario y servidor.
Un plan de email marketing bien pensado
La velocidad es importante, pero no es todo. El ecommerce que quiera crecer el año que viene tendrá que construir una base sólida de clientes fieles. Una alianza clásica en este sentido es el email marketing.
Aunque el costo por clic en redes sociales y en búsquedas de Google se incrementó en los últimos años, el email, una herramienta de costo bajísimo, sigue ofreciendo retornos de inversión (ROI) muy altos.
Se calcula que el marketing por correo electrónico tiene un ROI de alrededor $42 por cada $1 invertido, muy por encima de Instagram o Facebook, que rondan los $2,5, y de Google Ads, que puede alcanzar unos $7 por dólar invertido.
La razón es que, sobre todo en el comercio electrónico, el email marketing aglomera personas que ya han mostrado interés en la marca y son más propensas a comprar los productos que se promocionen en las newsletters.
No sirve cualquier estrategia
Eso sí, no valdrá cualquier cosa. En 2026 la reputación del emisor de correos será más importante que nunca, ya que los filtros de SPAM de Gmail y Yahoo (servidores que acumulan casi el 70% de las cuentas de correo del planeta) están operando «a todo vapor».
Además, el consumidor espera una experiencia personalizada y basada en sus gustos, así que el juego del Big Data también entra en danza en el envío de los correos.
En 2026, la integración será clave. No alcanza con enviar newsletters, sino que hay que alinear las campañas con Mercado Libre, tiendas propias, redes sociales, apps y remarketing. Las promociones más fuertes deben comunicarse por correo, premiando la fidelidad y fortaleciendo la comunidad alrededor de la marca.
Estrategia en múltiples canales, pero una única experiencia de cliente
El consumidor espera que la comunicación desde el primer encuentro con la marca hasta la poscompra sea una experiencia uniforme, cómoda y sin interrupciones. Puede descubrir un producto en Instagram, buscarlo en Google, pagarlo desde Mercado Pago y pedir soporte vía WhatsApp. Si en cualquiera de estos pasos debe repetir su problema o enfrentarse a formularios infinitos, abandona.
La omnicanalidad también es contar una sola historia en todos los puntos de contacto y eliminar cualquier tipo de burocracia. El servicio al cliente tiene que estar unificado, la información sincronizada y los procesos simplificados.
En 2026, los negocios que más crezcan serán aquellos que integren ecommerce, marketplaces, redes sociales, email, CRM y logística bajo una misma experiencia coherente.
Tener un aliado fuerte en la última milla
Aun cuando el sitio cargue rápido, la estrategia de marketing funcione y el usuario tenga una experiencia impecable, hay un punto crítico que puede arruinar todo: la última milla.
En Argentina, la última milla (el tramo final desde el depósito de almacenaje hasta el domicilio del cliente) se ha convertido en un segmento clave del ecommerce.
Actualmente, el 80% de las flotas rápidas funcionan bajo un modelo colaborativo y con tecnología propia, donde el seguimiento en tiempo real, geolocalización y optimización de rutas juegan un papel fundamental.
Elegir a la empresa correcta para hacer los envíos reduce costos y, más importante, mejora la satisfacción de un cliente cada año más exigente.
Fuente: BAE