En junio de 2015, la Asamblea General de la ONU proclamó, en su resolución A/RES/69/293, el 19 de junio como Día Internacional para la Eliminación de la Violencia Sexual en Conflictos con el objetivo de concienciar sobre la necesidad de poner fin a este flagelo mundial.
La conmemoración busca, también, honrar a víctimas y supervivientes de la violencia sexual de todo el mundo y rendir homenaje a quienes han dedicado su vida con valentía a la lucha para erradicar estos delitos y han perdido la vida en esta empresa.
Este delito abarca violaciones, esclavitud sexual, embarazos forzados y esterilización forzada y cualquier otro acto de grave violencia sexual contra mujeres, hombres o niños que tienen vinculación directa o indirecta con conflictos bélicos.
Es preciso resaltar que estas conductas dejan marcas físicas y psicológicas permanentes, que resultan difíciles de superar. Por ello este día expresa un llamado de atención para que se denuncien estas aberraciones que desposeen, a las víctimas, de sus derechos. La vulneración es total cuando a un estado de indefensión y sometimiento forzado se le suma las graves consecuencias económicas y de subsistencia generadas por los conflictos.
Concienciar, denunciar, acompañar y proteger a las víctimas es la labor que Naciones Unidas insta a los Estados miembros a adoptar para erradicar este tipo de delito.
¿Y por casa?
Y no crean que es un problema que está lejos de nosotros: la terrible situación haitiana hace que muchísimas víctimas crucen la frontera, no por turismo ni para visitar amigos, sino en búsqueda de una paz que no consiguen en su tierra. Sabido es que provocan muchos inconvenientes para los dominicanos, por caso, en la prestación de servicios, por ejemplo, abarrotando hospitales y desplazando la atención que merecen nuestros ciudadanos. Es hora, pues, de que el gobierno tome riendas en el asunto y defina la atención a los dominicanos y la ayuda a los vecinos de isla. En la confusión está el inicio de los desaciertos.