Una pregunta recurrente entre quienes tienen mascotas, es poder saber cuánto tiempo puede quedarse un perro solo en casa sin que sufra consecuencias físicas o emocionales. Desde una agrupación de bienestar animal, recomiendan que nunca pasen largos períodos sin compañía ni cuidados básicos.
La ausencia prolongada de sus dueños puede desencadenar en estos animales estrés, ansiedad y problemas de salud física y emocional, según advierte la organización de defensa animal Vier Pfoten.
La tendencia a dejar a los perros solos durante largas jornadas, motivada por las rutinas laborales y urbanas, ha puesto en evidencia la necesidad de comprender y atender las consecuencias de este aislamiento.
Al respecto, se recomienda que no deben permanecer sin supervisión más de 24 horas, aunque los especialistas aclaran que el tiempo ideal es mucho menor.
Los problemas que pueden tener por estar solos muchas horas
La naturaleza social de los perros explica su vulnerabilidad ante la soledad. Desde Vier Pfoten señalan que estos animales, acostumbrados a la vida en grupo, encuentran en la manada protección y roles definidos. Por ello, la separación del núcleo familiar puede afectarles de manera desigual: mientras algunos toleran varias horas sin compañía, otros experimentan pánico en cuestión de minutos.
Los expertos recomiendan que los perros no permanezcan solos más de cuatro a seis horas, ya que, además de los efectos emocionales, la mayoría necesita salir al exterior tras unas cinco horas. Cuando la ausencia se repite a diario, la alternativa más adecuada es recurrir a cuidadores o guarderías caninas.
El diagnóstico de los problemas derivados de la soledad distingue entre dos escenarios principales: la ansiedad por separación y la pérdida de control. En el primer caso, el perro sufre intensamente al quedarse sin su humano, una reacción que puede estar relacionada con experiencias traumáticas, separación temprana de la madre, mudanzas o un pasado como animal callejero.
Los signos más frecuentes incluyen aullidos y gemidos persistentes tras la partida del dueño, intentos de arañar puertas, inmovilidad frente a la salida o actitudes sumisas al reencuentro. La fatiga y el agotamiento tras largas horas de soledad también constituyen señales de alarma.
El consenso entre los especialistas es claro: los perros requieren compañía y seguridad para evitar que la soledad derive en problemas de conducta y bienestar. La falta de estímulos y la ausencia de interacción pueden provocar apatía, tristeza y síntomas comparables a los de la depresión. Entre las manifestaciones más habituales se encuentran la pérdida de apetito, la disminución de energía y el desinterés por juegos y paseos. Además, la inactividad prolongada incrementa el riesgo de sobrepeso, enfermedades metabólicas y articulares, como la diabetes o la displasia de cadera.
Fuente: La Mañana de Neuquén