El abogado Manuel García Fernández (foto), de 50 años, era asesor personal de la senadora Beatriz Rojkés de Alperovich, esposa del gobernador de la provincia de Tucumán, Argentina, funcionario que hace unos meses fue condenado a 16 años de prisión por abuso sexual de su sobrina en reiteradas oportunidades.
García Fernández nada tenía que ver con esta aberración. Es más: tenía una hija a la que «apoyaba» en los trances difíciles que tienen todos los niños y adolescentes. Le enseñó que él era su “guía espiritual”, porque estaba “poseído” por dos espíritus: Kum y Laganor.
Incluso le explicó que para “complacer a estos maestros para que los protegieran y ayudaran a sus seres queridos”, debía tener sexo con ella. De esa forma lograría protegerla. La niña accedió. La práctica se hizo habitual y duró diez años. Sí, leiste bien. García Fernández «la atemorizó y entrampó en un sinfín de imposiciones planteadas como certeras para la víctima, logrando dominarla en sus pensamientos y emociones”.
Manuel le decía que con el “sexo tántrico” podía sanar enfermedades o ayudar a resolver problemas graves, como la contaminación ambiental o la guerra, dos temas que le interesaban a su hijastra. Para probar sus poderes, nada mejor que curar al padre de una amiga de la chica, que padecía cáncer, o a su hermano con autismo.
García Fernández ejercía un control psicológico profundo, lo que extendió los abusos por varios años. Estos episodios empezaron cuando la víctima tenía apenas ocho años, y, dado el vínculo de sometimiento que el hombre estableció, no pudo denunciar hasta ser mayor de edad, cuando sacó fuerzas para relatar ante la Justicia todo el calvario.
Durante estos años en los que la nena era agredida sexualmente por su padre, sintió sufrimiento, desesperación y ganas de morirse. La víctima tenía etapas en las que dejaba de comer, se deprimía profundamente y tenía un peso que no estaba acorde a su edad, ocasionándole un grave daño a su salud.
En 2019, García Fernández empezó a invitar a sus meditaciones a la amiga de su hijastra, de entonces 17 años, diciéndole que era médium y que podía hablar con espíritus. Con esta maniobra, la violó al menos dos veces. Estos hechos se volvieron a repetir varios meses después, cuando la chica cumplió los 18.
García Fernández acaba de ser condenado a 16 años de prisión tras un juicio abreviado por la gravedad de los hechos. No es el primer caso en esta pequeña provincia del norte de la República Argentina. No es el primer caso, tampoco, de violadores que son parte del poder político. Hasta el expresidente de la Nación, saliente hace apenas un año, está acusado por violencia de género por su expareja.
En algunas culturas, cuando un hombre violaba a una mujer se procedía llanamente a extirparte los testículos. No existen estadística de si esta pena menguó los casos. Tampoco es tarde para volver a ponerla en práctica.