El estado de Carolina del Sur llevó a cabo su primera ejecución en 13 años al administrar una inyección letal a Freddie Owens, de 46 años, quien fue condenado por asesinar a Irene Graves durante un robo en 1999.
A pesar de haber defendido su inocencia, fue sentenciado a muerte y también fue responsable del asesinato de su compañero de celda, Christopher Lee.
La ejecución fue posible tras la aprobación de una ley que mantiene en secreto el nombre del proveedor del fármaco.
Owens no hizo una declaración final antes de morir. Desde que la pena de muerte fue reinstaurada en EE.UU. en 1976, Carolina del Sur ha ejecutado a 44 personas.
Esta ejecución pone fin a una pausa en el estado debido a la falta de suministros para la inyección letal.