República Dominicana.-Felipe Polanco, mejor conocido como Boruga, celebra sus 50 años de trayectoria artística con un profundo testimonio de transformación personal. El comediante reveló que vivió una etapa desenfrenada marcada por el alcoholismo, la fama y una vida desordenada que estuvo a punto de destruirlo.
Sin embargo, a los 44 años, un encuentro con la fe cambió el rumbo de su vida. En un retiro espiritual, Boruga escuchó una voz interna que le prometió liberarlo de su adicción, un momento que describe como el renacer de un nuevo Felipe. Desde entonces, han pasado 26 años sin recaídas, un logro que atribuye a su conexión con Dios.
El humorista compartió que su madre fue una figura clave en su vida personal y artística, de quien heredó no solo el talento para entretener, sino también valores que influyeron en su carácter.
A pesar de las adversidades, como haber tenido que presentarse en un show dos días después de enterrar a su madre, Boruga aprendió a separar su dolor personal de su trabajo.
Esa profesionalidad lo catapultó a la televisión dominicana, donde, gracias a su amigo Pedrito Núñez del Risco, inició una carrera que lo llevaría a compartir escenarios con grandes figuras como Freddy Beras-Goico y Cuquín Victoria.
A pesar de los ofrecimientos para incursionar en la política, Boruga ha preferido mantener su paz y su honestidad lejos de ese ámbito.
Reconoció que su salida de República Dominicana estuvo relacionada con enfrentamientos por expresar sus opiniones, pero asegura vivir en armonía y conectado con su país.
Hoy, más allá de los escenarios, su prioridad es disfrutar de la paz que encontró al transformar su vida, una experiencia que, según él, benefició a su familia y lo convirtió en un hombre pleno y agradecido.