El mercado de la telefonía móvil en Argentina enfrenta una transformación sin precedentes en Argentina. Con la aplicación plena del Decreto 333/2025, el Gobierno nacional avanzará, desde el 15 de enero de 2026, en la eliminación total de los aranceles de importación para teléfonos celulares, una medida que promete duplicar el ingreso de equipos al país y reducir sus precios hasta un 40%.
El proceso comenzó en mayo de 2025, cuando el Derecho de Importación Extrazona (DIE) pasó del 16% al 8%, en la primera etapa de la reforma. El próximo paso, programado para el inicio de 2026, llevará el arancel a 0%, completando así la desgravación total.
La decisión forma parte de una estrategia más amplia de apertura comercial impulsada por el Poder Ejecutivo para dinamizar sectores clave y alinear precios internos con los valores internacionales. Según datos del INDEC, durante el primer bimestre de 2025, las importaciones desde China crecieron un 73,5% interanual, alcanzando los USD 3.024 millones, con un salto del 152% en productos electrónicos, especialmente teléfonos y computadoras, por un total de USD 135 millones.
Impacto económico y comercial: precios más bajos y competencia ampliada
El Decreto 333/2025, publicado en mayo, establece un cronograma previsible y gradual que permite a importadores y distribuidores adaptarse al nuevo escenario. “Esta estructura gradual permite a los actores del mercado adaptarse a las nuevas condiciones, al tiempo que genera una fuerte expectativa de cara al próximo año”, explicó Gabriel Salomón, director comercial de la firma de logística y comercio exterior Jidoka.
De acuerdo con estimaciones del sector privado, las importaciones de celulares podrían duplicarse durante 2026, impulsadas por la apertura del mercado y la eliminación de barreras impositivas. En paralelo, la caída de precios en góndola podría alcanzar entre el 30% y el 40%, según cálculos de operadores del sector tecnológico.
Salomón señaló que, para los importadores, la estrategia más eficiente será mantener mercadería en zonas francas hacia fin de año y nacionalizarla luego del 15 de enero de 2026, una vez vigente la desgravación total. De este modo, se obtiene un ahorro directo del 8% sobre el valor del producto.
Para el consumidor final, el impacto será inmediato: equipos más accesibles, un mercado más competitivo y una reducción de la brecha de precios frente a países vecinos. “Antes de la medida, un celular de alta gama podía costar en Argentina más del doble que en Estados Unidos o Brasil”, indicó el directivo de Jidoka.
Hacia un mercado más competitivo y transparente
La decisión del Gobierno responde a una política de desregulación progresiva en sectores de alta demanda tecnológica. Con este cambio, el país busca alinearse con estándares internacionales, facilitar el acceso a herramientas digitales y reducir los incentivos al contrabando y al mercado informal, dos fenómenos recurrentes en el segmento.
El decreto reconoce además la necesidad de abaratar costos de conectividad y equipamiento tecnológico, considerados estratégicos para el trabajo remoto, la educación digital y la productividad empresarial.
“Esta nueva política arancelaria busca no solo hacer más accesible la tecnología para el trabajo y la educación, sino también reducir el contrabando y fomentar un mercado más competitivo y transparente”, concluyó Salomón.
En el plano macroeconómico, la eliminación de los aranceles a los celulares podría implicar una leve caída en la recaudación aduanera, pero con efectos compensatorios positivos sobre el consumo interno, la recaudación del IVA y la expansión del comercio minorista.
A nivel institucional, el decreto consolida la estrategia de apertura económica delineada por el Ejecutivo durante 2025, en línea con las reformas orientadas a simplificar regulaciones y eliminar impuestos distorsivos.
Fuente: Economis