Apagones en Cuba: una crisis energética que alimenta el descontento social

Cuba enfrenta su tercer apagón nacional en dos meses, dejando a millones de personas sin electricidad y paralizando actividades en todo el país. La causa del colapso fue una falla en su principal termoeléctrica, sumando presión al ya debilitado Sistema Eléctrico Nacional (SEN). 

Aunque el gobierno asegura que el proceso de reconexión es más rápido que en ocasiones anteriores, grandes áreas del país aún permanecen sin energía, afectando también servicios esenciales como el suministro de agua y la telefonía móvil. La situación ha interrumpido actividades laborales y escolares, agravando la crisis económica y social que atraviesa la isla.

La prolongada crisis energética de Cuba, causada por la falta de inversiones y combustible, ha llevado a un estado crítico del SEN. Regiones como Santiago de Cuba enfrentan apagones diarios que reducen la electricidad a unas pocas horas al día. 

Esta precariedad se suma al descontento social, evidenciado por un aumento en las protestas en respuesta a los frecuentes cortes eléctricos. En este contexto, la ONG Justicia 11J reportó al menos 70 manifestaciones tras los dos apagones anteriores, subrayando el vínculo entre las fallas energéticas y las movilizaciones antigubernamentales.

El impacto económico de los apagones es grave, con un retroceso del PIB del 1,9 % en 2023 y perspectivas de estancamiento en 2024. Expertos estiman que se necesitan inversiones de 10.000 millones de dólares para modernizar el sistema eléctrico, una cifra inalcanzable para un gobierno con recursos limitados. 

Mientras tanto, la población continúa soportando los efectos de un sistema energético obsoleto que alimenta la frustración social y estimula la migración, exacerbando la crisis nacional.

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