Alaska es la Meca de muchos pescadores deportivos de todo el mundo. Considerado uno de los mejores lugares del planeta para capturar grandes salmones, tiene, además, un marco natural salvaje, mientras brinda todo tipo de comodidades para acceder.
Pero, a veces, hay sorpresas: los osos de Norteamérica son animales muy curiosos, que no tienen ningún problema en ingresar a centros urbanos o visitar a un grupo de pescadores deportivos.
Estos animales se alimentan de peces y cuentan con una notable habilidad innata para encontrar y cazar a los salmones que van a desovar aguas arriba de los ríos.
La mejor estrategia para evitar problemas con estos feroces amigos es mostrar absoluta indiferencia ante su presencia. No debe ser fácil. Sin embargo, cualquier intento de huida significa exponerse a sus garras y brazos potentes. De lo contrario, pasarán, normalmente, como si nada les implicase peligro a sus largas caminatas por las heladas superficies del fin del continente. Eso sí: olvídense por unas cuantas horas de pescar en los lugares donde pasó la bestia.