“Cristo es rey”, “Detengan los barcos”, gritaban los manifestantes de extrema derecha que salieron a protestar en Londres el viernes 2 de agosto. “Salven a nuestros niños», decía uno de los carteles que portaba uno de los participantes de la manifestación que terminó en disturbios. Los manifestantes atacaron a la policía y provocaron incendios en la ciudad de Sunderland, en el noreste de Inglaterra.
Las movilizaciones de cientos de personas estallaron en Londres después de que se difundiera rápidamente en Internet información falsa que aseguraba que el sospechoso de los asesinatos en la ciudad de Southport, en el noroeste, era un inmigrante musulmán radical.
Los manifestantes antiinmigrantes lanzaron piedras a la policía antidisturbios cerca de una mezquita de la ciudad antes de volcar vehículos, incendiar un carro y provocar un incendio junto a una oficina de la policía, según informó la BBC.
A causa de los desmanes, tres policías fueron heridos y tuvieron que ser trasladados al hospital para recibir tratamiento. En la jornada, ocho personas han sido arrestadas por delitos como desorden violento y robo.
Por otra parte, manifestantes antirracistas se reunieron en la mezquita Abdullah Quilliam de Liverpool en respuesta a las amenazas de la extrema derecha tras el mortal ataque de Southport. Han sido días marcados por los enfrentamientos entre manifestantes, bajo una fuerte vigilancia policial, con decenas de agentes intentando dispersar los estallidos de violencia.
Las autoridades están en alerta frente a al menos 30 manifestaciones en todo el Reino Unido durante todo el fin de semana. A ellas se suman una serie de contra protestas de grupos antirracistas.
El sábado 4 de agosto, en Liverpool, ciudad popular del noroeste de Inglaterra, los manifestantes lanzaron sillas, ladrillos y otros objetos contra la Policía, por lo que dos agentes resultaron heridos. Hasta el momento seis personas fueron arrestadas según dijo la policía de Merseyside en X.
En Manchester, se produjeron altercados entre los manifestantes y la Policía, que intentaba evitar enfrentamientos con los contramanifestantes, amparada en un poder especial para detener todo comportamiento antisocial.
En Nottingham y Belfast, la policía también tuvo que intervenir entre grupos antimigrantes y antimusulmanes y contramanifestantes antirracistas.
En Hull, Reino Unido, los manifestantes rompieron ventanas de un hotel utilizado para alojar a solicitantes de asilo y resultaron heridos tres policías y cuatro manifestantes fueron detenidos. En Londres, una marcha propalestina organizada regularmente en el centro de la ciudad se desarrolló, el sábado 3 de agosto, como estaba previsto, bajo fuerte vigilancia policial, pero de manera pacífica.
«Algunos de los sospechosos y responsables (de la violencia) ya han sido detenidos, acusados y encarcelados, y esto es sólo el principio (…) La gente tiene derecho a sentirse segura», declaró a los medios británicos la ministra del Interior, Yvette Cooper.
El lunes 29 de julio la Policía informó la muerte de dos niñas, de seis y siete años por apuñalamiento. El martes 30 de julio se confirmó la muerte de la tercera niña, de nueve años, a consecuencia de las heridas. Nueve niños resultaron heridos, de los cuales seis estaban en estado crítico. Otros dos adultos, que intentaron proteger a los niños también fueron heridos con el cuchillo.
El ataque ocurrió en Southport, en la ciudad costera del noroeste de Inglaterra, durante un acto temático de Taylor Swift en una escuela de baile. Testigos del lugar reportaron a medios locales que vieron niños corriendo, ensangrentados, así como adultos con sangre en su cuerpo que gritaban y pedían auxilio.
“Cuando llegaron las tres primeras ambulancias, se ocuparon de los últimos niños sacados. No sabía el estado de cada uno porque todos estaban gravemente heridos, la sangre goteaba en cada niño”, dijo el testigo ocular de apellido Marcín a TVN24, citado por el canal CNN.
Tras el incidente, un joven de 17 años fue detenido por ser el presunto autor del ataque. Serena Kennedy, jefa de la Policía de Southport, dijo que era originario de Cardiff (Gales) y que estaba acusado de «homicidio y homicidio intencionado». Aunque se desconoce aún la motivación del ataque, las autoridades descartaron que se tratase de un acto terrorista.
Tras conocer los hechos, rápidamente empezó a circular información falsa sobre el único joven detenido. Por redes sociales se difundió que el sospechoso de los apuñalamientos era un migrante islamista radical. Los grupos de extrema derecha, antimigrantes, salieron a las calles a protestar desde el martes 30 de julio y a exigir a Keir Starmer, primer ministro británico, “que paren la llegada de los barcos”.
La falsa información de que sería un solicitante de asilo o un inmigrante fue vista, al menos, 15,7 millones de veces en X, Facebook, Instagram y otras plataformas, según mostró un análisis de Reuters. Además, el sitio web “Channel 3 Now” publicó que el joven habría llegado en una pequeña embarcación. Dato erróneo por el que luego se disculpó.
Además, Reuters cita un análisis del Canal 4 que mostró que el 49 % del tráfico en la plataforma de redes sociales X que hace referencia a «Southport Muslim» (en referencia a una afirmación no comprobada sobre la religión del atacante) provenía de Estados Unidos y el 30 % provenía de Gran Bretaña.
Incluso el líder de extrema derecha, Nigel Farage, del Partido Reformista, cuestionó si se “se estaba ocultando la verdad”, debido a que no se consideraba un ataque terrorista. Desde el Gobierno de Starmer reprocharon las declaraciones de Farage por estar avivando teorías conspirativas, que circulaban en redes sociales.
En un intento de disipar la información errónea, la Policía reveló la identidad del joven, aunque las leyes lo prohíben por ser menor de edad. Sin embargo, las autoridades dijeron que se trataba de Axel Rudakubana y que nació en Gran Bretaña. Pese a la aclaración de que no era un migrante, las protestas continuaron durante toda la semana.
Fuente: FP