Las protestas en Bangladesh contra una nueva política gubernamental de cuotas laborales han dejado más de 100 víctimas mortales y miles de heridos, con Dhaka y otras ciudades importantes envueltas en violencia.
El gobierno ha impuesto un toque de queda en la capital y ha desplegado fuerzas militares y paramilitares para intentar restaurar el orden. Las protestas, lideradas principalmente por estudiantes, se intensificaron en respuesta a la reserva de puestos de trabajo gubernamentales para ciertos grupos, incluidos los descendientes de los luchadores por la libertad de la nación.
La violencia ha sido condenada por el jefe de derechos humanos de la ONU, Volker Türk, quien ha pedido investigaciones imparciales sobre las acciones de la policía paramilitar, conocida por su historial de violaciones.
Las fuerzas policiales han reportado varios miembros de su personal entre los muertos. Las manifestaciones comenzaron hace cuatro días y se han convertido en las más letales en Bangladesh en más de una década.
En respuesta a los disturbios, el gobierno de la primera ministra Sheikh Hasina ha adoptado medidas draconianas, incluyendo la implementación de amplias restricciones a Internet desde el jueves.
El viernes, los manifestantes irrumpieron en una cárcel del distrito de Narsingdi, al noreste de la capital, liberando a cientos de reclusos. En Dhaka, se incendiaron puestos de policía mientras las fuerzas militares y paramilitares utilizaban gases lacrimógenos, balas de goma y bombas de humo para dispersar a la multitud.