En Gales, un magistrado condenó a un empresario a pagar miles de libras esterlinas a una exempleada por daños y perjuicios por haber tosido deliberadamente sobre ella durante la pandemia de covid.
Se trata de un juez del tribunal de trabajo de Wrexham, que dictaminó que el empresario Kevin Davies debe pagar a su exempleada 26.438 libras, casi 35.000 dólares, por su conducta “inexcusable”.
El fallo sobre el incidente, ocurrido en 2020, sirvió de recordatorio de los retos a los que se enfrentaron las empresas y sus empleados durante los primeros días de la pandemia, mientras los países se adaptaban al distanciamiento social y, en algunos casos, al confinamiento.
La exempleada, a quien el tribunal no nombró, había trabajado para una empresa inmobiliaria propiedad de Davies en Newcastle Emlyn, una ciudad en el noroeste de Gales, desde diciembre de 2017.
El tribunal escuchó que ella padecía de una enfermedad autoinmune que la hacía particularmente vulnerable a la covid. Cuando el gobierno anunció medidas de seguridad a principios de 2020 para detener la propagación del coronavirus, ella les pidió repetidamente a sus colegas que practicaran el distanciamiento social, pero sus peticiones fueron ignoradas, de acuerdo con los registros judiciales.
El 17 de marzo de ese año, días antes de que el confinamiento se iniciara en Gran Bretaña, Davies tosió de manera “deliberada y sonora” en dirección a la mujer, para luego comentar en voz alta que ella estaba haciendo el ridículo por solicitar el distanciamiento social, según mostraron las actas judiciales.
“Su propósito era ridiculizar e intimidar”, dijo el juez Tobias Vincent Ryan en el fallo.
Davies negó el incidente, pero Ryan lo desestimó, señalando que otros empleados lo habían oído y presenciado, y agregando que su conducta era “inexcusable y no puede descartarse como una broma o un juego inocente”.
La enfermedad autoinmune de la exempleada estaba documentada desde antes de la pandemia. Diagnosticada con artritis psoriásica, una condición crónica que provoca una dolorosa rigidez en las articulaciones y afecta a la piel de la persona, la mujer había recibido una silla con soporte lumbar de parte de su jefe, quien también había adaptado su procedimiento de entrada, según declaró ante el tribunal.
Fuente: The New York Times