Mañana viernes debe declarar Begoña Gómez (foto), esposa del presidente español Pedro Sánchez, por la acusación de tráfico de influencias y corrupción. El abogado Antonio Camacho, que la defiende, ha pedido al instructor del caso, el juez Juan Carlos Peinado que, dada la “relevancia pública” de su representada, no se grabe su imagen durante el tiempo en que se prolongue el interrogatorio. La prensa de la Madre Patria se ha hecho eco de esta solicitud y la ha comparado con la declaración pública y a quemarropas de la infanta Cristina de Borbón cuando fue acusada en el caso Noos.
La infanta fue acusada por Manos Limpias, la misma organización que ha acusado a Begoña Gómez. Entonces nadie criticó a Manos Limpias por denunciar la posible corrupción. Había sido imputada por un juez que procuraba consentir que Iñaki Urdangarin usase la condición de hija del rey de Cristina para sus corruptelas. Nadie tenía dudas por entonces (2014) de que Iñaki nunca habría podido conseguir los contratos que consiguió sin haber sido el yerno del rey, dada su absoluta falta de formación y experiencia laboral.
En el caso Begoña, han pasado meses donde se han inventado estudios y experiencias de la primera dama con la intención de que aprecie que es absolutamente normal que la mujer del presidente le consiga contratos públicos a los que, además, son sus socios en varias empresas.
El abogado de la Infanta, Miquel Roca, nunca intentó que se la librase del banquillo público, ni siquiera por ser entonces parte de la familia real. El defensor de Gómez, el exministro del PSOE Antonio Camacho, está intentando que mañana solo se grabe su voz para no tener que aparecer ante las cámaras debido a su «especial relevancia pública»
Curiosamente, o no tanto, a la Infanta nunca se la acusó de algo que hiciera ella sino por lo que hizo su marido, mientras que, en el Caso Begoña, ella la autora material potencial de los delitos de corrupción y tráfico de influencias.