Avances de Google en Inteligencia Artificial

Por Néstor Saavedra

“Tengo una amiga muy cercana que se casa este invierno. Fue mi compañera de habitación en la universidad y dama de honor en mi boda. Tengo muchas ganas de ir a su boda para celebrar, pero después de meses de buscar trabajo, aún no lo encuentro. Va a celebrarla y ahora mismo no puedo permitirme pagar ni el vuelo ni el hotel. ¿Cómo le digo que no podré ir?”

Esta es una pregunta de respuesta compleja, porque no se satisface con un “sí” o un “no” e implica elaborar una serie de pensamientos cruzados tomando en cuenta una situación que condiciona la contestación. Sin embargo, le hicieron esta pregunta a Scale AI, Inteligencia Artificial (IA) que trabaja con Google DeepMind, el laboratorio de investigación de Google, que se fusionó Brain, su equipo de IA. ¿Qué es lo que pretende el gran buscador? Competir con Microsoft y OpenAI para desarrollar tecnología de inteligencia artificial, pero que incluya respuestas para tareas personales y profesionales, por ejemplo, “consejos de vida, ideas, instrucciones de planificación y consejos de tutoría, según documentos y otros materiales revisados por The New York Times”.

En esta carrera, Google no quiere quedarse atrás y, desde 2023, aplica nuevas tecnologías de IA a sus productos, como su motor de búsqueda y Gmail, y lanzó su bot conversacional Bard (ahora, Gemini).

La carrera también tiene un andarivel paralelo y no menos importante: la ética y los resultados de seguir los consejos de una IA. Los expertos de Google afirmaron que si los usuarios se apegan a esta tecnología, podrían experimentar “una disminución de la salud y el bienestar” y una “pérdida de autonomía”. De hecho, al lanzar Bard la empresa afirmó que “el chatbot no podía dar consejos médicos, financieros o legales”, aunque comparte recursos de salud mental con quienes dicen sufrir  trastornos mentales.

Times informó también que Google presentó el software Genesis (todo empieza con ge) a grandes editoriales norteamericanas. Esta IA puede escribir artículos, editarlos, sugerir títulos e, incluso, redactar obras científicas y creativas. Obviamente generó la preocupación por la posible reducción de creativos, pero se siguen probando herramientas que podrían redactar críticas de un argumento, explicar gráficos y generar cuestionarios, sopas de letras y acertijos numéricos. El tiempo y la dinámica de las sociedades tendrán su última palabra.

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