Por Néstor Saavedra
Cuando Nehemías fue autorizado por el gobierno persa para reconstruir las murallas de Jerusalén se encontró con graves dificultades, porque la ciudad de la cual sus antepasados habían sido desterrados se encontraba destruida física y moralmente.
Llama la atención que lo que Nehemía describe en el libro de la Biblia que lleva su nombre es tan parecido a la realidad de muchos países de América Latina aunque hayan pasado dos milenios y medio. Veamos:
Usura: entre los mismos hebreos que trabajaban en la reconstrucción, algunos se rebelaron porque, por la hambruna que habían soportado, debieron hipotecar sus propiedades y «pedir dinero prestado para pagar los impuestos al rey». Al no poder devolverlo, tuvieron que dar a sus hijos como esclavos.
Nehemías llama a una asamblea y logra un maravilloso consenso: perdonar las deudas para reconstruir una sociedad desgarrada, desequilibrada. Pero no hace la ley para otros, nada más. Él mismo es prestamista y el primero en acatar la nueva orden.
Sueldos de los gobernantes: Nehemías negó los haberes que le correspondían como nuevo gobernante, lo mismo que sus colaboradores, a diferencia de las autoridades anteriores que cobraban fortunas a un pueblo que no podía pagarlas.
Fake News: sí, ya había falsas noticias. No son un invento de las redes sociales. Los enmigos de Nehemías, a quienes se les arruinaban los negocios políticos, inventaron e hicieron correr la noticia de que estaba realizando estas obras para, luego, rebelarse y ser coronado rey. El fin era «crearme mala fama y desprestigiarme». Nada más falso, pero tampoco nada más duro para un pueblo acostumbrado a gobernantes que solo se interesaban por tener más dinero.
Soborno: Semaías advierte a Nehemías que «esta noche piensan venir a matarte» y le aconseja encerrarse en el templo. «Los hombres como yo no huyen», le responde, dándose cuenta de que no era un consejo verdadero sino que Semaías había sido sobornado, «le pagaban para asustarme».
Si pensabas que la opresión impositiva, el enriquecimiento ilícito de los gobernantes, las falsas noticias para desprestigio y los sobornos son nuevos, la Biblia te muestra lo contrario. Pero también enseña que pueden vencerse gracias a la fe en un Dios grande y la honradez que, lamentablemente, parece ser una moneda cada vez menos común.
Se necesita empezar por abajo, ya que las superestructuras corruptas son muy díficiles de romper. Nehemías gobernaba una pequeña y olvidada ciudad del Imperio Persa. Hay que empezar por los alcaldes, los pequeños estados, los líderes barriales. Hay que reconstruir las murallas que, destruidas, son un gran negocio para pocos y un terrible daño para la mayoría.