Encuesta revela cómo cambió la percepción de los argentinos hacia China

Durante mucho tiempo, en Argentina predominó la idea de que los productos provenientes de China eran sinónimo de baja calidad y precios bajos. Sin embargo, esa visión parece estar quedando atrás. Una reciente investigación nacional titulada “Vientos de Oriente”, desarrollada entre julio y agosto de 2025, expone un cambio profundo en la forma en que los argentinos perciben al gigante asiático y, con ello, en sus hábitos de consumo.

El estudio, impulsado por la consultora Explanans, dirigida por Sebastián Puechagut, junto con la organización Negocios con China, fundada por Santiago Notarfrancesco, se realizó sobre 1.085 casos en todo el país. Su objetivo principal fue medir el grado de aceptación que tiene China en la sociedad argentina, no solo desde la perspectiva comercial, sino también cultural y política.

Los resultados sorprendieron incluso a los propios organizadores: 8 de cada 10 argentinos tienen hoy una imagen favorable de China. Este giro cultural y económico impacta directamente en el comercio, en las decisiones de consumo y en la manera en que las empresas locales deben adaptarse a la competencia global.

El ascenso del consumo digital vinculado a China
Uno de los datos más llamativos del relevamiento es que el 22,2 % de los argentinos ya realizó compras en plataformas digitales como Shein o Temu. Este fenómeno evidencia una transformación cultural: lo “hecho en China” ya no se relaciona automáticamente con baja calidad, sino que gana terreno como opción válida por su variedad, precios y rapidez de entrega.

Las cifras también muestran diferencias regionales. En la Patagonia, un 33,2 % de los encuestados declaró haber comprado productos chinos, mientras que en la región Centro —que abarca Córdoba, Santa Fe y Entre Ríos— lo hizo el 21,8 %. Aunque más baja, esta cifra resulta significativa en una zona caracterizada por su fuerte impronta industrial y logística.

Para Córdoba, en particular, el dato es clave: se trata de una provincia con gran tradición productiva y a la vez con un rol estratégico en la distribución. Que los consumidores locales recurran cada vez más al e-commerce internacional implica que las empresas cordobesas deberán redoblar esfuerzos para competir no solo con marcas nacionales, sino también con gigantes del comercio digital chino.

Emociones y percepciones: curiosidad y entusiasmo
El estudio indagó no solo en los hábitos de compra, sino también en las emociones que despierta China en la sociedad argentina. El 56,7 % manifestó curiosidad y un 18 % señaló entusiasmo. Estos sentimientos sugieren que la percepción positiva no es meramente pasiva, sino que se traduce en apertura a nuevas experiencias, productos e incluso relaciones comerciales.

La confianza es un factor determinante. Durante décadas, la resistencia cultural hacia lo chino se sustentaba en prejuicios sobre la durabilidad o el diseño de sus productos. Hoy, en cambio, el 68 % de los encuestados valora positivamente la calidad de lo que proviene de China. Se trata de un cambio cultural de gran alcance, que puede redefinir las bases del consumo argentino en los próximos años.

Género y mirada sobre el poder global
Uno de los hallazgos más interesantes del informe es la diferencia entre hombres y mujeres en la percepción de las potencias mundiales.

El 50,6 % de las mujeres considera que China ya es la principal potencia económica y empresarial del planeta.

El 50,06 % de los hombres, en cambio, sigue otorgando ese lugar a Estados Unidos.

Esta brecha revela una división simbólica en la manera en que distintos sectores de la sociedad interpretan el liderazgo global. Para los negocios y el consumo, esta diferencia no es menor: influye en la elección de marcas, en la valoración de inversiones y en la confianza hacia nuevos actores económicos.

Voces expertas: percepciones que mueven la economía
En la presentación del estudio, Sebastián Puechagut destacó la relevancia de estas percepciones:

“China ya es el segundo socio comercial de Argentina. Las percepciones definen comportamientos económicos. Si un consumidor cree que lo chino es malo, no compra. Si un empresario ve oportunidad, invierte”.

Por su parte, Santiago Notarfrancesco enfatizó que el cambio de mirada es estructural:

“El 68 % de valoración positiva sobre la calidad de los productos chinos muestra un cambio cultural muy fuerte. Lo que más nos sorprendió fue que lo chino ya no se asocia a baja calidad”.

Ambos especialistas coinciden en que este nuevo clima social puede traducirse en oportunidades de desarrollo si se aprovecha para diseñar políticas públicas y estrategias empresariales que integren a China como socio estratégico.

Aunque gran parte de la atención pública se centra en las plataformas de e-commerce, la relación con China es mucho más amplia. El país asiático se consolidó en los últimos años como inversor en sectores estratégicos: infraestructura, energía, tecnología e innovación.

En ese marco, Córdoba aparece como un destino atractivo para futuras inversiones. Sus corredores productivos, su infraestructura logística y la presencia de universidades técnicas la posicionan como una región capaz de articular con socios internacionales proyectos de alto valor agregado.

La encuesta confirma que la opinión pública también juega un rol en este proceso. Como señaló Puechagut: “En un mundo global, lo que la gente piensa sobre un país importa tanto como las estadísticas comerciales”. Es decir, una percepción favorable puede allanar el camino para nuevas alianzas y proyectos de cooperación.

El cambio de mirada hacia China plantea desafíos y oportunidades para el mercado interno:

  • Competencia directa con productos globales: las empresas argentinas ya no compiten solo entre sí, sino con el catálogo mundial que llega al consumidor en un clic.
  • Exigencia de mayor calidad y variedad: el consumidor argentino aprendió a comparar precios, diseños y funcionalidades con una oferta global.
  • Potencial de integración tecnológica: la confianza en lo chino abre puertas a proyectos conjuntos, desde energías renovables hasta desarrollo digital.
  • Impacto cultural: la percepción positiva también se traduce en mayor aceptación de contenidos, costumbres y estilos de vida vinculados a China.

La encuesta “Vientos de Oriente” deja en claro que la relación de los argentinos con China está atravesando un momento de transformación profunda. Lo que antes era visto con desconfianza, hoy genera curiosidad, entusiasmo y, sobre todo, consumo real.

Para los empresarios y gobernantes, el mensaje es claro: no se trata únicamente de estadísticas de comercio exterior, sino de un cambio cultural que impacta directamente en las decisiones de compra, en la competitividad de las industrias locales y en las alianzas estratégicas del futuro.

La pregunta ya no es si los argentinos consumen productos chinos, sino cómo esta apertura reconfigurará el mapa económico del país en los próximos años.

Fuente: American-Retail

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