“Si querés resultados extraordinarios, tenés que hacer cosas que la mayoría no está dispuesta a hacer”, plantea Jonatan. Además señala que, en un entorno laboral exigente, como lo es el de la logística y el comercio exterior, encontrar y conectar con el propósito representa una ventaja competitiva real.
Jonatan Loidi, speaker, coach, escritor y consultor empresarial, reflexiona sobre el trabajo con sentido y su vínculo con la generación de valor en sectores estratégicos como la logística y el comercio exterior
¿Qué importancia tienen hoy la logística y el comercio exterior en la generación de valor?
Son pilares fundamentales de la economía. No solo porque emplean a millones de personas entre transporte, depósitos, empaque y distribución, sino porque representan una enorme oportunidad para generar valor desde el servicio. La logística ya no puede pensarse solo desde la eficiencia: también es experiencia del cliente.
Una mala entrega, una caja rota, una mala actitud de quien lleva el producto, puede arruinar toda la experiencia. La logística se convirtió en una de las principales fuentes de diferenciación. Y el comercio exterior, bien gestionado, puede abrir puertas, mejorar precios, fomentar la competencia y elevar la calidad. Cuanto más se abre una economía, más opciones tiene el consumidor. Eso es positivo para todos.
¿Qué desafíos enfrentan hoy las personas que trabajan en estos sectores dinámicos vinculados con las cadenas de suministro?
Vivimos en un mundo de cambios vertiginosos, donde la incertidumbre genera ansiedad y miedo. Eso paraliza. Mucha gente está perdida, trabajando sin pasión, sin saber qué quiere realmente. Veo personas que podrían elegir otra cosa, pero prefieren quedarse en lo conocido aunque no les genere disfrute.
Por eso hablo de “El camino del 5%”: si querés resultados extraordinarios, tenés que hacer cosas que la mayoría no está dispuesta a hacer. Esa búsqueda se relaciona con encontrar propósito, algo que te mueva. El trabajo ocupa el 70% de tu tiempo adulto. Si no lo disfrutás, el otro 30% no alcanza para compensarlo. Y no se trata de idealizar el éxito, sino de preguntarte qué huella querés dejar.
¿Qué valor tiene hoy la pasión en la vida profesional?
Es fundamental. La pasión es eso que elegirías hacer aunque no te pagaran. Y muchas veces se desvaloriza o se frena, incluso en relaciones personales. Una pareja que no entiende tu pasión puede intentar apagarla, y si lo logra, lo que queda de esa persona ya no es igual. Quitarle a alguien su pasión es como sacarle el pincel a Picasso.
Por eso admiro a quienes siguen su impulso, aunque sea difícil. Esa gente termina inspirando. Me gusta la gente que admira, no la que envidia. Y creo que cada uno debe hacerse preguntas que lo desafíen. No todos quieren dejar una huella enorme, y está bien. Pero al menos deberíamos preguntarnos cuál es el sentido de lo que hacemos.
¿Qué rol cumplen las emociones en el mundo del trabajo y el liderazgo?
Las emociones deciden más que la razón. Siete de cada diez decisiones en la vida las toma la emoción. Y cuando una se enciende, la razón se apaga. Por eso es tan clave el autocontrol emocional: conocer nuestras emociones, gestionarlas, racionalizar cuando hace falta. Eso define la calidad de nuestros vínculos, nuestras decisiones, nuestro liderazgo.
Las empresas que logran conectar emocionalmente con sus clientes son las que se destacan. No elegimos productos solo por su utilidad: hay una carga simbólica, emocional, que marca la diferencia. Lo mismo aplica a los equipos: un líder que llega enojado impacta en el ánimo del grupo. La emocionalidad está en todo. Por eso trabajarla no es opcional.
¿Cómo aprovechar el avance tecnológico sin perder el rumbo?
Hay que dejar de hablar de inteligencia artificial y empezar a pensar en “inteligencia aumentada”. Es una herramienta, no una amenaza. Nos permite aprender más rápido, acceder a información antes inaccesible. Pero también nos obliga a soltar viejos modelos. El desapego es clave: no podés quedarte atado a un formato que ya cambió.
La historia demuestra que cada avance generó miedo pero que, con el tiempo, permitieron evolucionar. Pasó con la imprenta, con la escritura, con la calculadora. Hoy el verdadero desafío no es evitar el cambio, sino elegir cómo queremos transformarnos con él. En un mundo que no va a frenar, lo que hagamos con nuestra curiosidad, nuestra pasión y nuestras decisiones será lo que marque la diferencia.
Fuente: Movant