El enfrentamiento entre Elon Musk y Sam Altman ha alcanzado un nuevo nivel de tensión, con declaraciones cruzadas y una oferta millonaria rechazada. Musk, quien cofundó OpenAI junto a Altman, intentó comprar la empresa por 97.400 millones de dólares con la promesa de devolverla a su misión original de transparencia y seguridad.
Sin embargo, Altman rechazó la oferta con una respuesta irónica en X, avivando aún más la rivalidad entre ambos empresarios. Esta disputa refleja la creciente división entre sus visiones sobre el futuro de la inteligencia artificial y su comercialización.
Las diferencias entre Musk y Altman no son nuevas. Desde la salida de Musk del consejo de administración de OpenAI en 2018, las tensiones han ido en aumento, especialmente después de que la empresa adoptara un modelo híbrido con fines de lucro.
Musk ha criticado este cambio, argumentando que traiciona los principios fundacionales de OpenAI. Por su parte, Altman y su equipo sostienen que Musk intentó controlar la organización en 2017 y, al no lograrlo, se alejó del proyecto. La disputa escaló aún más cuando Musk demandó a OpenAI, acusándola de desviarse de su propósito original.
Más allá de las diferencias ideológicas, la competencia por el dominio en inteligencia artificial sigue intensificándose. Mientras Musk apuesta por regulaciones estrictas y una visión más cautelosa sobre el desarrollo de la IA, Altman impulsa proyectos ambiciosos como Stargate, un centro de datos con una inversión de 500.000 millones de dólares.
Musk ha cuestionado la viabilidad financiera de esta iniciativa, sugiriendo que sus principales inversores no cuentan con los fondos necesarios. Este enfrentamiento, que mezcla egos, poder y el futuro de la tecnología, no muestra señales de disminuir en el corto plazo.