Por Néstor Saavedra
¡Dinero! El dinero sigue siendo el mismo: La valla de los pobres, el obstáculo siempre alerta a lanzarle al necesitado su irrefutable “No puedes”, la cicuta del estudiante serio sin recursos que sueña con la universidad. “No puedes”…“No puedes”, letanía amarga de los que alimentan con su vitalidad justas aspiraciones irrealizables por el solo hecho de ser pobres. “¡No puedes!” –grita la miseria al estómago hambriento que pide pan, y al cuerpo enfermo y anhelante de curación. “¡No puedes! ¡No puedes! ¡No puedes! ”…Y así se van desvaneciendo miles de vidas que dan su jugo a otros hombres sin provecho propio.
Así escría Hilma Contreras, la primera mujer que ganó el Premio Nacional de Literatura de República Dominicana, en el 2002 y la primera, también, en hacer literatura con un marcado acento de género, en el cual destacaba las condiciones de sometimiento social, legal y afectivo de las mujeres, y los más necesitados.
Hilma nació un día como hoy, 8 de diciembre, pero de 1913, en San Francisco de Macorís. Hija de Juana María Castillo y del doctor Darío Contreras (¿te suena el nombre?), primer cirujano dominicano especializado en ortopedia y precursor de esa especialidad en el país, por lo cual el conocido hospital de traumatología lleva su nombre.
Educada en París, Hilma dominaba tres idiomas (francés, inglés y español). De regreso a su patria, Juan Bosch la aletón a escribir cuentos para diferentes diarios, especialmente La Información, de Santiago. También escribió novelas y algunos de sus materiales han sido recopilados desde 1986.
Hilma falleció a los 92 años dejando una obra de gran calidad literaria con una prosa precisa, certera, que, no por eso, pierde lo poético. El cuento dominicano la tiene como una de sus mejores cultoras. Pocos se acuerdan hoy de ella, pero vale la pena, se los aseguro, leer sus vívidas descripciones del rostro ensombrecido del pueblo dominicano.