El presidente de Corea del Sur, Yoon Suk-yeol, anunció este miércoles el levantamiento de la ley marcial, apenas horas después de haberla impuesto el día anterior.
La medida, según Yoon, fue tomada para combatir «fuerzas antiestatales» que, según él, amenazaban el orden constitucional. Sin embargo, tras la presión de la Asamblea Nacional, la ley fue retirada rápidamente.
La Asamblea Nacional, controlada por la oposición, exigió la retirada inmediata de las fuerzas militares desplegadas, bloqueando la continuidad del régimen especial.
Durante la jornada, varios altos funcionarios del gobierno presentaron su dimisión, entre ellos el jefe de gabinete presidencial y el asesor de Seguridad Nacional. Yoon criticó a la oposición por «paralizar el funcionamiento del Estado» con bloqueos legislativos y presupuestarios.
El líder opositor Lee Jae-myung calificó la ley marcial de «inconstitucional y antipública», lo que reflejó la creciente polarización política del país.
Este episodio subraya las tensiones internas en Corea del Sur y pone de manifiesto los desafíos para su democracia en un contexto de enfrentamientos entre el gobierno y la oposición.