SpaceX ha obtenido la aprobación de la Administración Federal de Aviación (FAA) para realizar el quinto lanzamiento de prueba del cohete Starship, el más potente jamás construido.
Este lanzamiento, programado para este domingo, busca avanzar en la reutilización rápida de partes del cohete, una tecnología clave para reducir el costo de llevar personas y carga al espacio. El objetivo a largo plazo de SpaceX es usar Starship para misiones tripuladas a la Luna y Marte.
El proceso de aprobación fue marcado por una disputa pública entre la FAA y SpaceX, con retrasos debido a cuestiones ambientales y de seguridad.
La FAA solicitó informes adicionales sobre los efectos de los booms sónicos y las operaciones con agua en Texas, donde está la base de lanzamiento de Starship.
SpaceX negó haber violado las leyes estatales y federales, argumentando que ya contaba con los permisos necesarios.
A pesar de las críticas de Elon Musk hacia la FAA por lo que llamó «exceso regulatorio», la agencia concluyó que SpaceX cumplió con los requisitos necesarios para el lanzamiento.
Con este vuelo, SpaceX espera demostrar que su tecnología de reutilización es efectiva, acercando cada vez más sus ambiciosos planes de exploración espacial a la realidad.