Rusia ha intensificado sus ataques contra Odessa, un puerto clave en el Mar Negro para la exportación de granos ucranianos, con un ataque nocturno que dejó al menos cuatro muertos, incluida una adolescente de 16 años.
Este es el cuarto ataque en una semana contra la región, que ha sufrido grandes daños en su infraestructura portuaria, afectando gravemente la capacidad de Ucrania para exportar alimentos esenciales a nivel global. Desde el inicio de los bombardeos, 14 personas han muerto y una veintena ha resultado herida.
Estos ataques rusos buscan socavar las exportaciones agrícolas de Ucrania, un pilar económico crucial para el país, especialmente en medio de la guerra. Los bombardeos han afectado no solo a instalaciones portuarias, sino también a buques mercantes que transportan granos hacia el Mar Mediterráneo, desafiando el corredor marítimo que Ucrania había establecido para garantizar la salida segura de sus productos.
La destrucción de esta infraestructura podría tener consecuencias graves para la seguridad alimentaria mundial, especialmente en países en desarrollo que dependen de estos suministros.
Mientras tanto, el presidente ucraniano Volodimir Zelensky ha intensificado sus esfuerzos diplomáticos, buscando más apoyo militar y financiero en Europa occidental. En su reciente visita al Vaticano, Zelensky se reunió con el papa Francisco para discutir la situación de Ucrania.
A pesar de los esfuerzos del pontífice por promover la paz desde el inicio de la invasión rusa, los avances en ese frente han sido limitados, con tensiones persistentes entre Kiev y Moscú.