A veces, en la vida luchamos para conseguir un objetivo y no lo logramos por un simple último paso. Quiza por el cansancio en la búsqueda o la alegría de tener la meta cercana, no nos concentramos en ese toque final y, como dice un viejo dicho, «naufragamos en la orilla luego de cruzar el mar».
Muchas veces conviene dar un paso atrás por aquello de que «el árbol no te tape el bosque», es decir, necesitamos tener una visión más amplia de determinada situación. También se dan pasos atrás para impulsarse hacia adelante con más fuerza y para patear un penal. Pero, cuando no se tiene una visión clara por el espejo retrovisor hay que tener mucho cuidado.
Para adelante o para atrás, lo importante es andar. Un cómico argentino, que tuvo un gran éxito en televisión y cine durante 50 años, solía decir: «el movimiento se demuestra andando; pues andemos».