El regreso de Cuba al certamen de Miss Universo, tras 57 años de ausencia, ha generado gran expectativa, especialmente entre las cubanas en el exilio. El concurso, celebrado en Miami, ha sido una oportunidad para que las finalistas, como Maylin Hernández y Arlety González, se sientan embajadoras de una Cuba libre y de las mujeres que todavía residen en la isla.
Para estas mujeres, la competencia representa más que un simple evento de belleza, es una plataforma para mostrar al mundo la resiliencia y el espíritu de lucha de las cubanas, tanto dentro como fuera del país.
Las finalistas han compartido historias conmovedoras sobre sus orígenes, muchas de ellas influenciadas por abuelas y bisabuelas que alguna vez participaron en concursos de belleza o vivieron en tiempos de mayor libertad.
A través de este certamen, se busca no solo abrir puertas a carreras en el modelaje o la televisión, sino también ofrecer una representación auténtica de las mujeres cubanas.
Estas candidatas desean inspirar a las jóvenes en Cuba, mostrándoles que es posible superar obstáculos y soñar con un futuro mejor. Más allá de la belleza, el certamen Miss Cuba Universo ha sido descrito como una “escuela de líderes”.
Las participantes han compartido experiencias de superación personal, dejando claro que el certamen es una oportunidad para transformar sus desafíos en fortalezas.
Para muchas de ellas, este evento no solo las proyecta a nivel internacional, sino que también les permite rendir homenaje a sus raíces, destacando la valentía y determinación que caracteriza a las mujeres cubanas.