Luisito Comunica, el youtuber mexicano, fue noticia en nuestro país cuando se lo detuvo por estar grabando en el metro. Hace apenas unas horas subió su video editado y completo de poco más de 20 minutos. Ya lo vieron más de 2,500,000 de personas, lo que implica un alto impacto promocional, negativo o positivo, para República Dominicana.
Luisito Comunica, acompañado de sus amigos, visita la Ciudad Colonial. Luego pide ir a una playa popular para tener una versión local del turismo. Va a Boca Chica, donde prueba la mamajuana, el ceviche y unos buenos masajes. «Se ven muchos haitianos», acota.
El aspecto negativo es que aconseja acordar bien los precios con los vendedores ambulantes, ya que «terminan cobrándote tres o cuatro veces más que el precio original». Lo sorprende que hasta venden viagra, probablemente, dice, a causa de que muchos se meten en el mar de aguas tranquilas con su pareja para tener sexo (cuidado con los que nadan cerca con la boca abierta, acota en su «dato perturbador»).
Luisito comete un delito, pero en ignorancia: le venden un pene de tortuga carey, comercio que, uno de sus amigos, le advierte que está prohibido. Lo come y eso deviene en algunas chanzas o bromas de orden sexual.
Luego visita un río público en Bonao y se sorprende, de camino, por la gran cantidad de casas de apuestas, donde concurren los dominicanos «en búsqueda de su gran sueño: ganar la lotería». Viaja, después, en el teleférico de Santiago, al que elogia como un gran medio de transporte, y en un carro de concho o taxi compartido, cuyo chofer le cuenta que, por día, lleva hasta ¡210 pasajeros!
El último segmento del video está dedicado al tristemente famoso acto de detención por grabar en el metro. Nos sorprende la agresividad de las fuerzas de seguridad, que profieren amenazas y ¡hasta los esposan! Luisito Comunica cierra diciendo que no saquen las cámaras en el metro, porque «no dudarán en usar la fuerza» para impedirlo y que esa situación, aunque desagradable, no cambia su opinión de República Dominicana.
Nos queda dudas: ¿es necesario que las fuerzas de control lleguen a este extremo? No sabemos cuál fue la reacción de los infractores, pero sospechamos que la autoridad debe iniciarse con un acto de persuasión, de búsqueda del convencimiento con buenos modales, es decir, solicitando simplemente que dejen de grabar. ¿Actúan siempre así los organismos con poder de policía? ¿O solo en este caso, porque los vieron turistas y simples muchachos?
No acusamos a nadie, porque no tenemos todo el panorama de lo que sucedió, salvo estos pocos minutos de un video editado. Creemos que, como en el fútbol y otros deportes, el árbitro primero debe advertir, luego sacar una tarjeta amarilla y, recién, expulsar. Grabar no es una situación violenta, como si estuvieran ahorcando a alguien, que amerite actuar del mismo modo.