El velorio del expresidente peruano Alberto Fujimori, que se llevó a cabo en Lima, desató controversia por la decisión de que su féretro fuera cargado exclusivamente por afroperuanos.
Esta tradición, común en los funerales de la élite limeña, fue rápidamente criticada en redes sociales, señalando que refleja una costumbre colonialista y racista.
Varias figuras públicas, como el periodista Carlos Chunga, cuestionaron la práctica, destacando que, aunque es vista como un símbolo de prestigio por algunas familias, perpetúa estereotipos raciales.
La historiadora Maribel Arrelucea explicó que, durante la época colonial, ser cargado por personas afrodescendientes era interpretado como un signo de estatus social elevado.
Este ritual, que ha sobrevivido a lo largo de los años, ha sido documentado en otros funerales de figuras importantes de la élite peruana, como el del expresidente Valentín Paniagua en 2006 y el ex secretario general de la ONU, Javier Pérez de Cuéllar, en 2020. A pesar de esto, las críticas señalan que la práctica sigue reforzando las jerarquías raciales presentes en la sociedad.
La polémica ha provocado un debate en Perú sobre el racismo estructural y las tradiciones que, aunque normalizadas en ciertos círculos, perpetúan la discriminación racial.
La imagen de los afroperuanos cargando el ataúd de Fujimori, una figura controvertida en la política peruana, ha generado indignación y ha puesto en evidencia cómo algunas costumbres pueden pasar desapercibidas hasta que son cuestionadas por la opinión pública.